Los clubes grandes tienen una característica que los une: viven del éxito y el sabor que éste provoca, se disipa tan rápido como un caramelo en la boca de un niño. La tónica general es una mezcla entre la presión de saber que sólo un equipo gana y la desesperación porque éste seas tú. A veces esta sensación es tan fuerte, que la victoria lejos de ser algo a disfrutar se transforma en un bálsamo, porque tu club rival no lo ha conseguido.
No crea que haya en el mundo un club con un nivel de exigencia tan alto como el Real Madrid, llegando incluso en el pasado a darse la circunstancia de que algunos de sus jugadores lamentaban en entrevistas, que no se celebraban las victorias. Recuerdo el lamento de Bale, Varane e incluso Casemiro. A muchos, tal circunstancia, les llevó a emigrar a otros grandes clubes con la idea de disfrutar del fútbol en un ámbito más sano.
El caso es que desde hace algunos años algo ha cambiado en el Real Madrid, pero especialmente en su presidente Florentino Pérez. Queda lejos aquel Florentino de su primera etapa, dónde el famoso equipo de "Los Galácticos" lo catapultó hacia algo más que un equipo de fútbol. El equipo no podía caminar por el mundo sin que miles de personas se abalanzaran sobre sus figuras como si los Beatles dieran conciertos dos veces por semana. Aquello lo encumbró y lo enterró y el experimento salió mal, más fama que títulos y muchas vueltas de timón en los banquillos. El caso es que Florentino pareció aprender tras un periodo fuera del mundo del fútbol, en el que lejos de hundirse debió de servir para entrar en un proceso de metanoia para volver con otra idea en la cabeza.
En el camino del nuevo Florentino, se cruzó Carlo Ancelotti y tras una primera etapa, no ajena a las presiones habituales por ganar y hacerlo pronto, llegó la segunda etapa. En esta, presidente y entrenador han sabido aislarse de la opiniones extreminstas que trae la prensa, para ver en perspectiva la victoria y la derrota. Esta madurez dotó al tándem de una paciencia para construir un equipo en cambio generacional con calma. Y me refiero a la calma de que el FC Barcelona ganara la liga 22/23 y no tener posibilidades el la liga de campeones, pero aún así, seguir confiando en un plan. Un plan basado en la evolución de jóvenes que tenían desparpajo pero les faltaba la consistencia que da la edad. Un plan que ha tenido la paciencia de esperar cinco años a que Vinicius y Rodrigo maduraran. Que Militao se fuera asentando. Que Courtois, después de una primera temporada horrible, renaciera como el mejor portero del mundo. Que Kroos y Modric fueran administrando fuerzas e inculcando a Fede Valverde o Camavinga "qué significa jugar en el Madrid". Un plan que ha tenido paciencia de esperar que Carvajal superara sus problemas físicos que duraron más de dos años. Un plan que ha tenido a Brahim tres años cedidos y volviera maduro.
Podría seguir enumerando los pasos acertados, porque la lista es interminable. Es cierto que también ha habido errores o jugadores que no se han querido subir al barco de esperar su momento. Ancelotti tiene sus códigos y entrar en su círculo de confianza cuesta, pero una vez dentro... saca lo mejor de ti. Esta claro que Florentino también ha tenido una virtud inusitada en el mundo del fútbol, la construir a largo plazo como en el caso del Nuevo Bernabeu y ahora... sólo les queda recoger. De momento vuelven a ser campeones de Liga y de Europa.
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