Lágrimas, nervios y alivio

La última jornada de liga siempre es dramática. A veces uno disfruta con el fútbol, juega finales, las gana o las pierde. Es un momento triste para el perdedor, pero es un momento que de ninguna manera se puede comparar con perder una categoría. Que me perdonen los aficionados de FC Barcelona o Real Madrid, porque si creen que han sufrido con su equipo o que son hinchas incondicionales, les tengo que decir, que si no han vivido una jornada en la que te juegas un descenso, o una temporada por la extinta segunda división B o la pelea por un ascenso. No han vivido que es sufrir realmente por la camiseta de tu club.

    Ayer se jugaba el descenso. Los implicados: Valladolid, Almería, Getafe, Celta, Cádiz y Valencia. Algunos equipos tienen asumido que estarán en la lucha por no descender, como Almería, Cádiz o Valladolid. Pero para Valencia, Getafe o en momentos puntuales para el Sevilla, eran situaciones a las que no están acostumbrados y les ha pesado muchísimo la situación. Al final todos respiraron menos uno, el Valladolid desciende.

    Durante el camino ha pasado de todo. Equipos que han aguantado a su entrenador y les ha funcionado: Cádiz y Almería. Equipos que han cambiado a última hora, y sus entrenadores los han sacado del pozo: Valencia y Getafe. Y equipos a los que el cambio de entrenador los ha matado: Español y Valladolid. Y no lo digo con la ventaja de saber quien ha bajado. Los cambios de Pacheta en Valladolid y Diego Martínez en Barcelona, por dos entrenadores absolutamente inexpertos en primera división, eran un riesgo altísimo. Así como el de Baraja en Valencia, y eso se ha notado y ha pesado muchísimo.

    También hay otros análisis distintos. En Cádiz, se confiaba en Sergio, en diciembre le dieron fichajes y el equipo respondió. En Almería se ha jugado demasiado con la ruleta rusa. No sé como se puede explicar que el equipo fuera tan fiable en casa y tan malo fuera. Con Rubi me pasa, que uno no sabe si amarlo u odiarlo, han sido dos caras demasiado opuestas. Y esto no es sólo con el Almería, ha sido una tónica de todos sus equipos como entrenador. Necesita resolver esta cuestión para decidir si quiere ser crack en los banquillos o estrellado.

    Si me preguntan como viví la noche, tengo que decir que los últimos quince minutos salía de donde estaba viendo los partidos y volvía a entrar. La tensión era altísima y al final soy de carne y hueso e hincha de uno de los implicados. Una vez más vuelvo a elevar a los altares a los fans de clubs que luchan y pelean cada balón por sobrevivir en una liga con demasiadas diferencias entre los de arriba y los de abajo. Ahora toca reflexionar y pensar largamente que se ha hecho bien y que se ha hecho mal.


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