Roma llora la ocasión perdida



Muchas cosas pasaron anoche en la segunda semifinal de la Liga de Campeones en el partido que enfrentaba a la Roma y el Liverpool. Cuatro a dos en el tanteo final y el pase para los británicos a otra final europea. Una vez más la Roma se ahogó en la orilla como tantas otras veces.

El partido tuvo mucho de muchas cosas. Errores por ejemplo. Las defensas tuvieron algunos muy severos en la salida de balón, tanto es así que fue cuatro a dos, como podía haber sido cinco-cinco o 9-4 si las delanteras de ambos equipos no hubieran estado tan nerviosas en el día de ayer. Resumiendo... la Roma le pasó por encima al Liverpool con un fútbol muy pasional pero, y seamos sinceros, algo falto de calidad. Buscando constantemente balones altos que, y ahí si tengo que destacar la calidad, Dzeco bajó una y otra vez y volvió loca a la defensa del equipo de la ciudad de los Beatles.

Destacaron por parte de la Roma y mucho El Sharawy y Dzeco, también Florenzi y Manolas. Manolas fue de largo el mejor central del partido, pero debe canalizar mejor sus nervios, porque cometió algunos errores de bulto en la salida del balón. El Shaarawy se vació y tuvo que ser sustituido, una lástima porque fue un peligro constante superando una y otra vez a Lovren y a Alexander-Arnold. Schick tuvo unos detalles grandiosos de calidad, pero siempre a cuarenta metros del área. Cuando estaba cerca los nervios parecieron superarle en todo momento, lo que pareció desquiciar por momentos a la parroquia giallorrosi. 
Mal Becker al cual esta eliminatoria le ha dejado tocado. Apuntaba muy alto y no ha estado a la altura. También reconozco que espereba algo más de Nainggolan, me desesperó ver que todo el equipo quería correr y el después de cada gol volvía al centro andando, algo curioso, marcaba pero no daba la sensación de creer nunca en la remontada. No le culpo, todos se dejaron el alma, y seguramente estaba exhausto.

En Liverpool sólo puedo destacar a uno, porque los demás creo que vivieron de la renta de la eliminatoria anterior o de los diez primeros minutos. Ni Salah, ni Mané, tomaron buenas decisiones más allá del gol del segundo o de las carreras de ambos. Sobretodo destacó Firmino, que supo leer en todo momento que le hacía falta al equipo. Es increíble su capacidad para salir del área y actuar como una lanzadera para las balas (Salah y Mané). El brasileño supo jugar de espaldas y ocupar los espacios para mantener muy ocupados a Manolas y Fazio. Gran partido del ariete del Liverpool.

Lo que si me temo que echará de menos el público son estos duelos con tantos goles y tanta emoción. Es curioso como uno al final tenía el corazón partido, porque ambos jugaron en sus estadios grandísimos partidos. Una cosa es segura, apuesten a que en la final habrá más de tres goles, porque con este Liverpool y la pegada del Madrid, el espectáculo está garantizado.

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