El Atleti despide a Wenger de Europa

    Wenger miraba a la grasa y en parte al cielo, se acaba una época en el Arsenal. Veintidós años contemplan la obra del técnico francés que transformó un club que jugaba en Highbury y que sin llegar a ganar títulos de manera constante, le otorgó de tal identidad a sus juego que se convirtió en un equipo de culto. Queda lejos la época de grandes como Henry, Viera, Bergkamp o Pires. Un equipo maravilloso. Pero Wenger en algún momento se quedó prendado de aquel equipo y no pasó página, y el Arsenal se ha estancado. La plantilla puede dar más de lo que da.

    Hablamos de identidad y fue el Atleti, identidad+carácter+calidad+compromiso quien apeó al Arsenal de su final de despedida. Los Gunners no jugaron contra un equipo, jugaron contra un ejército con la coral del la Filarmónica de Viena. Hoy los colchoneros han dado una clase magistral de presión, ayudas y salidas verticales con movimientos de desmarque impresionantes. Así fue el gol de Costa. Uno miraba el televisor pensando ¿De dónde saliste Diego? Mientras los centros eran despejados una y otra vez por Godín. Thomas barría y salía con el apoyo de Koke, Saúl y el jefe Gabi. Todos a una olvidándose de papeles individuales para un sólo objetivo. El Atlético merece una Champions, por eso me parece que el rostro (de felicidad) del los jugadores había un cierto anelo pensando que se les escapó por poco, por una mala racha en la fase de grupos.

      Volviendo al partido, Griezmann y Costa forman una pareja que no queremos que se rompa, en este fútbol de mercado continuo se añora las historias de suelos pero también de parejas que hicieron grande a este o a aquel club. No sabemos dónde está el techo del Atleti o de Diego Simeone, porque me da la sensación de que evoluciona cada año. Lo que si sé es que es una historia tan bonita como la de Wenger con el Arsenal, con la salvedad de que está no está agotada.