Mitad y Mitad, pero sólo un campeón

            La final de la copa de España resultó realmente intensa, si bien no pasará a la historia como un partido de detalles técnicos, si se mostró como una apasionada partida de ajedrez. El campeón finalmente, el Real Madrid.

            Mitad y mitad, o lo que es lo mismo, una parte para cada uno y una prorroga incierta. La primera parte mostró un partido excepcional desde el punto de vista táctico, un partido para puristas. Mourinho, genio y figura, dibujó una tela de araña en la que el Barça caía una y otra vez. Anuló las subidas de Alves, borró del mapa a Xavi y desquició a Messi, que no encontraba huecos por los que entrar. Además elevó la línea de presión de tal manera que los robos se producían muy cerca del área rival, provocando contras que, si bien no fructificaron, si dieron claras oportunidades a los merengues. Mou había dado con la tecla del Barça, y no hablo de jugar con ocho defensas como he leído en algunos medios. Cualquier equipo puede jugar con ocho defensas, hablo de una disposición táctica perfecta, que dotaba al Madrid de defensa, robo y altas posibilidades de ganar a uno de los mejores equipos de la historia.

            La segunda parte fue de color blaugrana, resultó ser un monólogo de los culés, se respiraba en el aire que en cualquier momento caería un gol o más. Y calló uno, pero fue anulado por fuera de juego, por cierto gran acierto del linier. Me sorprendió el bajón físico del Madrid, no es que no lo esperara, es que lo esperaba para el minuto 60 más o menos. Siempre quedará la duda de si fue un desfallecimiento físico o tuvo mucho que ver que Pep cambiara el dibujo táctico, retrasando a Iniesta y jugando con Pedro por la derecha (estaba en la izquierda), Messi a la derecha (estaba en el centro) y Villa en el centro (estaba en la izquierda). El Madrid se veía perdido y vencido, pero aguantó, e incluso pudo marcar en un disparo del “fideo” di María que Pinto despejó. Por cierto Casillas hizo una segunda parte para enmarcar, que le den ya el balón de Oro.

            Comenzó la prorroga y ocurrió quizás lo que nadie esperaba, El Madrid mejoró sobre el papel, y se encontró de nuevo sobre el campo. El gol nace en la banda, de una jugada de Marcelo que metió un pase al espacio al fideo, para que este se sacara un centro milimetrado hacia Cristiano Ronaldo, que esta vez sí, no perdonó. Ahí se acabo el partido, el Madrid vencía al Barça por primera vez en trés años y coronaba como el nuevo rey de la copa tras el Sevilla (último campeón).

            Destacar a alguien en estos partidos es difícil, porque sinceramente hubo capitanes y desaparecidos. Grande Iniesta, buen partido. Grande Casillas, fundamental en la consecución del título. Grande Pepe, que incluso pudo haber marcado en un cabezazo que se fue al palo y Grande Ronaldo, que apareció para resolver.

            La conclusión de la copa sigue trayendo, sin embargo, algunas conclusiones. La inclusión de un sorteo puro desde el principio con la incursión de todos los equipos de Segunda división B, y que el partido se dispute a partido único. Es necesario para el espectáculo y sobretodo más romántico, en un fútbol como el actual que parece que todo queda resumido a negocios y dinero. La copa es un sorteo fantástico y no se está valorando lo suficiente.